La Commonwealth: Trayectoria desde el siglo XVII hasta nuestros días

Orígenes históricos: La Commonwealth de Inglaterra (1649-1660)
La historia de la Commonwealth tiene un origen dual. El primer episodio corresponde a la Commonwealth de Inglaterra (Commonwealth of England), el gobierno republicano que rigió Inglaterra, Gales, Irlanda y Escocia entre 1649 y 1660. Este período surgió tras la Revolución Inglesa y la ejecución del rey Carlos I el 30 de enero de 1649, cuando el Parlamento abolió la monarquía y declaró formalmente a Inglaterra como una mancomunidad o república el 19 de mayo de 1649.
Durante esta etapa, Oliver Cromwell emergió como figura dominante, estableciendo el Protectorado entre 1653 y 1659, un régimen que en la práctica funcionó como una dictadura donde Cromwell ostentó el título de Lord Protector con poderes similares a los de un monarca. Tras su muerte en 1658, su hijo Richard Cromwell fue incapaz de mantener el control, lo que condujo a la Restauración de la monarquía en 1660 bajo Carlos II. Este breve experimento republicano, más de un siglo antes de la Revolución Francesa, marcó un hito en la historia política europea al demostrar la posibilidad de un gobierno sin rey.
Nacimiento de la Commonwealth moderna (siglo XX)
La Commonwealth moderna tiene su origen en un contexto completamente diferente: la transformación del Imperio Británico en una asociación voluntaria de naciones. A finales del siglo XIX, los territorios británicos que habían adquirido cierto grado de independencia comenzaron a ser conocidos como Dominios y participaban en conferencias imperiales desde 1887.
El punto de inflexión llegó en la Conferencia Imperial de 1926, cuando Reino Unido y los Dominios acordaron que todos eran miembros iguales de una comunidad dentro del imperio, independientes en cuanto a gobierno pero unidos por la lealtad al monarca británico. Esta nueva relación quedó formalizada en el Estatuto de Westminster de 1931, que estableció la independencia formal de los Dominios y marcó el nacimiento de la Mancomunidad Británica de Naciones. Los miembros fundadores fueron Reino Unido, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica e Irlanda.
La gran transformación: descolonización y expansión (1947-1990)
El verdadeiro punto de inflexión para la Commonwealth moderna ocurrió con la independencia de la India en 1947. India deseaba convertirse en república pero sin abandonar la Commonwealth, lo que provocó un cambio conceptual fundamental. La Declaración de Londres de 1949 permitió que repúblicas y otros países formaran parte de la organización sin necesidad de mantener al monarca británico como jefe de Estado, dando nacimiento a la Commonwealth of Nations tal como la conocemos hoy.
Este cambio abrió las puertas a la incorporación masiva de nuevos miembros durante el proceso de descolonización que se aceleró tras la Segunda Guerra Mundial. Entre las décadas de 1950 y 1960, decenas de territorios africanos y asiáticos obtuvieron su independencia. Durante el reinado de Isabel II, la Commonwealth pasó de tener 7 miembros a 56, incluyendo países de África (21 miembros), Asia, el Caribe y el Pacífico.
El proceso descolonizador continuó hasta los años 90, con las últimas independencias coloniales británicas como Brunéi (1984), Namibia (1990) y la devolución de Hong Kong a China en 1997. La organización incluso eliminó la palabra "británica" de su denominación en 1949 para reflejar su naturaleza más universal.
Estructura y funcionamiento actual
Composición y miembros
Actualmente, la Commonwealth está compuesta por 56 países independientes que representan aproximadamente 2.500 millones de personas, casi un tercio de la población mundial. Los miembros más recientes son Gabón y Togo, que se incorporaron en 2022, demostrando que la organización continúa atrayendo nuevos miembros, incluso países que nunca fueron colonias británicas.
De estos 56 miembros, 15 países reconocen al monarca británico como su jefe de Estado (incluyendo al propio Reino Unido), conocidos como "reinos de la Commonwealth". Entre ellos figuran Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Jamaica, Bahamas, Belice, Papúa Nueva Guinea y varios estados caribeños. Los 41 países restantes incluyen 35 repúblicas y 5 monarquías independientes como Brunéi, Malasia y Eswatini.
Liderazgo y gobernanza
El rey Carlos III del Reino Unido es actualmente el jefe de la Commonwealth, un cargo simbólico que heredó de su madre Isabel II. Sin embargo, este liderazgo no es hereditario automáticamente: los países miembros eligen a su jefe, y ya en 2018 habían designado a Carlos como sucesor por petición de la reina.
La Secretaría de la Commonwealth, establecida en 1965 y con sede en Londres, coordina el trabajo de la organización. El Secretario General, elegido por los jefes de gobierno por un máximo de dos mandatos de cuatro años, dirige esta institución. En octubre de 2024, Shirley Ayorkor Botchwey fue elegida como nueva Secretaria General, sucediendo a la británica Patricia Scotland.
Los líderes de los estados miembros se reúnen cada dos años en la Reunión de Jefes de Gobierno de la Commonwealth (CHOGM) para discutir cuestiones que afectan a la organización y al mundo.
Valores, principios y objetivos
La Commonwealth no posee una constitución ni leyes vinculantes, sino que se fundamenta en la Declaración de Principios de la Commonwealth, firmada en Singapur en 1971 y ratificada en la Declaración de Harare en 1991. Estos documentos establecen valores compartidos que incluyen:
- Promoción de la democracia, el buen gobierno y el estado de derecho
- Respeto a los derechos humanos y libertades fundamentales
- Igualdad de género y empoderamiento de la mujer
- Desarrollo económico sostenible y cooperación internacional
- Promoción de la paz y la seguridad
- Protección del medio ambiente y acción contra el cambio climático
La pertenencia se basa en la buena voluntad y la cooperación voluntaria, sin obligaciones legales entre los miembros.
Actividades y programas actuales
Cooperación económica y comercial
Una de las funciones principales de la Commonwealth es facilitar la cooperación económica entre sus miembros. Estudios indican que hacer negocios entre países miembros es aproximadamente un 20% más barato que con no miembros, y la inversión entre naciones de la Commonwealth es un 27% más alta. Esta "ventaja de la Mancomunidad" se atribuye a lazos históricos, idioma común y sistemas administrativos similares.
Sin embargo, la relevancia económica de la Commonwealth para Reino Unido es limitada: actualmente representa el destino de menos del 10% de las exportaciones británicas, mientras que aproximadamente el 50% van a la Unión Europea. Reino Unido comercia más con Bélgica y Luxemburgo que con Canadá y Australia, dos de las mayores economías del grupo.
Programas de desarrollo y juventud
La Secretaría implementa diversos programas, destacando el Commonwealth Youth Programme (CYP), que apoya a los jóvenes (más del 60% de los 2.500 millones de ciudadanos de la Commonwealth tienen menos de 30 años). Este programa promueve el emprendimiento, la formación profesional, los derechos humanos, la ciudadanía y la construcción de paz.
Los Youth Awards reconocen anualmente a jóvenes que contribuyen decisivamente al desarrollo en áreas como artes, tecnología y ciencia. La organización también proporciona apoyo especial a los estados miembros más pequeños, muchos de ellos islas vulnerables, en áreas como comercio, economía y protección ambiental.
Juegos de la Mancomunidad
Los Juegos de la Commonwealth (Commonwealth Games) son un evento multideportivo que se celebra cada cuatro años desde 1930, similar a unos Juegos Olímpicos a escala reducida. Desde 2002, incluyen Para deportes totalmente integrados en el programa oficial. Los próximos juegos se celebrarán en Glasgow 2026, del 23 de julio al 2 de agosto, con un récord de 47 eventos de medalla en Para deportes.
Acción climática y observación electoral
La Commonwealth ha desarrollado iniciativas importantes contra el cambio climático, especialmente relevante para los pequeños estados insulares amenazados por el aumento del nivel del mar. En la cumbre de Samoa 2024 se emitió la primera Declaración de Océanos de la Commonwealth, estableciendo que los límites marítimos de una nación deben permanecer fijos incluso si quedan sumergidos por el cambio climático.
La organización también realiza observación de elecciones en países miembros, detectando irregularidades y promoviendo la buena gobernanza.
Desafíos y críticas en el siglo XXI
El debate sobre reparaciones por el colonialismo
Uno de los temas más controvertidos que enfrenta la Commonwealth actual es la demanda de reparaciones por la esclavitud y el colonialismo. Muchos países africanos y caribeños han solicitado que Reino Unido y otras potencias europeas paguen compensaciones económicas y presenten disculpas formales por los crímenes históricos.
En la cumbre de Samoa en octubre de 2024, los 56 países acordaron en el punto 22 de la declaración final que "ha llegado el momento de entablar una conversación significativa, veraz y respetuosa" sobre justicia reparadora. Esta fue la primera vez que la Commonwealth como organización reconoció formalmente la necesidad de este diálogo, a pesar de la resistencia abierta del gobierno británico.
El rey Carlos III, en su discurso ante los líderes, reconoció "aspectos dolorosos" del pasado británico y la necesidad de "comprender nuestra historia", aunque evitó hablar directamente de reparaciones. El primer ministro británico Keir Starmer y otros funcionarios han reiterado públicamente que "el Reino Unido no paga reparaciones".
Movimientos republicanos y cuestionamiento de la monarquía
Varios países donde el monarca británico es jefe de Estado enfrentan crecientes movimientos republicanos. Barbados se convirtió en república el 30 de noviembre de 2021, manteniendo su membresía en la Commonwealth pero eliminando a la monarquía como jefatura de Estado. Esta decisión reavivó el debate en países como Australia, Jamaica, Canadá y Nueva Zelanda.
En Australia, el Movimiento Republicano ha lanzado una campaña calificando la visita del rey Carlos III en octubre de 2024 como la "gira de despedida" de la monarquía. Una encuesta sugiere que el 92% de los australianos son "partidarios de una república" o "abiertos a ella". Una senadora aborigen abucheó al rey durante su visita al Parlamento, gritándole que Australia no era su tierra.
Jamaica y otros países caribeños también han expresado intenciones de convertirse en repúblicas. Más de 12 países, incluyendo Antigua y Barbuda, Nueva Zelanda, Bahamas, Belice, Canadá y Granada, firmaron una misiva en 2023 solicitando reconocimiento de los impactos del genocidio y esclavización de pueblos indígenas.
Relevancia y efectividad cuestionadas
Diversos analistas y ciudadanos de países miembros cuestionan la relevancia real de la Commonwealth en el siglo XXI. Activistas entrevistados describen la organización como "no realmente" activa o "políticamente inútil". Philip Murphy, experto del Instituto de Investigación Histórica de la Universidad de Londres, señala que hay "demasiados países y enfoques diferentes" para encontrar consenso sobre cuestiones políticas importantes como la guerra de Ucrania o el cambio climático.
Para el Reino Unido post-Brexit, algunos han querido presentar la Commonwealth como el "nuevo traje" que reemplazaría a la Unión Europea, pero los datos muestran que es "un mercado menor, disperso y fragmentado que carece de la integración económica del mercado único". Como concluye Murphy, "la red es lo bastante importante como para impedir que los miembros abandonen la organización o la disuelvan, pero la Commonwealth es muy débil".
Beneficios para estados pequeños
A pesar de las críticas, la Commonwealth proporciona beneficios tangibles especialmente para estados pequeños e insulares. Les ofrece una plataforma diplomática y acceso directo a gobiernos y ministros de economías grandes como Reino Unido, Canadá, Australia, India y Sudáfrica. Como red diplomática, permite a países pequeños exponer sus problemas y mantener relaciones bilaterales que de otra manera serían inaccesibles.
Para Reino Unido, la Commonwealth permite "mantener una presencia internacional mucho más importante" de lo que tendría sin ella. La organización representa "el último vestigio del imperialismo" para algunos críticos, pero también una "red diplomática útil" según otros.
Pervivencia y futuro
La Commonwealth ha demostrado notable capacidad de adaptación y pervivencia a lo largo de más de 90 años desde su formalización en 1931. De ser inicialmente una estructura imperial con 7 miembros blancos y de habla inglesa, se transformó en una organización multicultural, multirracial y multirreligiosa de 56 estados soberanos que incluye tanto economías desarrolladas como países en desarrollo.
La organización continúa atrayendo nuevos miembros: Gabón y Togo en 2022, Ruanda en 2009 y Mozambique en 1995, ninguno de los cuales fue colonia británica. Esto sugiere que la Commonwealth ofrece valor más allá de los lazos coloniales históricos. Zimbabue, que se retiró en 2003, ha iniciado trámites para reincorporarse.
Sin embargo, el futuro de la Commonwealth enfrenta incertidumbres significativas. El Brexit eliminó uno de sus pilares (Reino Unido como puente entre Commonwealth y UE). La muerte de Isabel II, quien lideró la organización durante 70 años, representa otro punto de inflexión. Carlos III carece del carisma y legitimidad histórica de su madre, y algunos territorios ven su ascenso como oportunidad para el cambio.
El debate sobre reparaciones, los movimientos republicanos, las críticas al pasado colonial y la cuestionada relevancia contemporánea plantean desafíos existenciales. Como señala un analista, la Commonwealth está en "una etapa de reflexión" entre quienes desean fomentar el compromiso común y quienes buscan acuerdos más beneficiosos fuera de ella.
No obstante, mientras la organización siga proporcionando una plataforma para el diálogo multilateral, programas educativos y de desarrollo, ventajas comerciales y una red diplomática útil, es probable que continúe existiendo como "reliquia del pasado" pero también como herramienta práctica en el siglo XXI. Su pervivencia dependerá de su capacidad para reinventarse, abordar honestamente su herencia colonial y demostrar relevancia en un mundo multipolar donde los imperios del siglo XIX parecen cada vez más anacronos.
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